La representación de las personas con discapacidad en los productos culturales

En abril de este año se estrenó el live-action de “Peter Pan & Wendy” y se convirtió en la primera película de Disney en tener a un actor con síndrome de down entre los personajes principales.

El actor con síndrome de down, Noah Matthews, dió vida a Slightly, el líder de los niños perdidos de la tierra del nunca jamás. 

Y esto fue noticia, porque lo que debería ser algo “normal”, representa un suceso nunca acontecido. Se estima que en el mundo un 15 % de la población, es decir, 1000 millones de personas, tienen algún tipo de discapacidad.

Un número elocuente de personas, sin embargo, necesitamos llegar al 2023 para que finalmente la distribuidora más importante de películas infantojuveniles decida contratar a una pcd. 

Desapercibida o representada de manera inexacta

Según la última encuesta sobre discapacidad en los medios, llevada a cabo por Nielsen, la consultora mundial en medición de audiencias, datos y análisis, en diciembre de 2022, 7.556 títulos de video incluían atributos temáticos de discapacidad, pero eso representa solo el 4,1% de los 183.089 títulos totales lanzados durante el mismo período.

El análisis arrojó que el 46 % de las personas con discapacidad sienten que su grupo de identidad está infrarrepresentado en la televisión. De hecho, las personas con discapacidad tienen un 34 % más de probabilidades que la población general de sentirse infrarrepresentadas en la pantalla. 

A eso se le suma, que el colectivo tiene un 52 % más de probabilidades que la población general de decir que la representación de su grupo de identidad es inexacta

Cuando se aborda la discapacidad desde la compasión o por la mera necesidad del cupo y/o estrategia de marketing, se nota. 

La representación de la discapacidad en los medios es importante, en principio para el propio colectivo, porque implica verse como sujetos de derechos, deseos, aventuras y posibilidades. Para los demás implicar ver que hay un otro, concientiza y derriba prejuicios, -en el mejor de los casos-. 

En el mismo mes que Disney apostaba a la representación de las pcd, la empresa Mattel lanzaba la primera muñeca Barbie que representa a una persona con síndrome de Down. 

Y aquí también se generó revuelo, las preguntas acerca de si la muñeca representa o no a las personas con SD no tardaron en multiplicarse. Más allá del debate, necesario, no deja de ser algo a destacar que una empresa de la talla de Mattel haya tomado tal decisión. 

Que las infancias con discapacidad se vean reflejadas en un juguete no es menor. Que las personas con discapacidad puedan verse en programas de televisión, series y películas también es un derecho.

Bienvenidos sean los debates, porque de ellos sacaremos conclusiones. 

 

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